Domingo a la tarde, preparo unos mates, saco el azúcar y la manteca para untar mis galletitas y me dispongo a ver San Antonio - Boston en la televisión pública, entusiasmado porque hay muchas posibilidades de que este duelo se repita en la final de la NBA.
16.01 comienza la transmisión y automáticamente la pantalla queda del color de la imagen que ilustra esta nota. 16.02 me llama mi papá desde San Martín de los Andres y me dice que tampoco puede ver el partido. No queda otra que seguir el juego por internet e insultar por doquier.
En La Plata y en varias ciudades de nuestro país, hemos vivido esta situación con los partidos transmitidos por TyC Max, que en reiteradas oportunidades no se pudieron ver. Sin embargo, lo de hoy es más grave ya que Canal 7 es el canal del Estado, de todos: la Televisión Pública, como dice su slogan. Pero hoy no lo fue, o lo fue de unos pocos, de aquellos que pudieron ver a Manu y a Fabri a través de Direct TV.
Desconozco el tema de las licencias para transmitir la NBA pero creo que eso no es lo importante. La TV pública anunció una programación y no cumplió. Esto no puede ocurrir, para miles de fanáticos del básquet esta es la única oportunidad de ver a sus (nuestros) ídolos y, por negocios o lo que fuere, hoy no lo pudieron hacer.
La función de un canal estatal es brindar una programación de nivel para todos los argentinos, estén suscriptos o no a tal o cual señal de cable. Hoy, el Estado quedó en deuda. Espero que esto se solucione para la semana que viene, ya que de otra manera habrá que pensar que hay cierta gente que está haciendo negociados en nombre, y con la plata, de todos.
Agustín Remiro
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