La primera Liga de las Américas ha resultado una grata sorpresa: partidos muy entretenidos, canchas llenas y un "calor" en jugadores y público como pocas veces se ha visto. Los organizadores apuntan a que el torneo se convierta en la Copa Libertadores del básquet y si en sus posteriores ediciones se pulen algunos detalles, este deseo puede llegar a ser realidad. En este marco, Peñarol accedió a la Final Pour y ahora apunta a organizar el cuadrangular final. Sus principales rivales en esa cuestión son los Soles de Mexicali, que también quieren aprovechar el gran marco que tuvo su serie frente a los Halcones de Xalapa para darle un nuevo envión al creciente baloncesto mexicano.
En lo estrictemente basquetbolístico, la diferencia entre los equipos del hemisferio norte y los del sur es notoria. Mientras que las franquicias caribeñas y los Miami Tropics juegan a alta velocidad, defienden poco y dependen tanto de los triples como de sus refuerzos extranjeros; brasileños, uruguayos y argentinos controlan mucho más las ofensivas, defienden con dureza y priorizan el orden colectivo por sobre lo individual.
En este contexto, las chances de Peñarol para obtener el torneo (hay que ver cómo le va a Libertad en Brasil) son muy altas, sobre todo si puede conservar la localía. En el Polideportivo, y con la inyección anímica que les dio Quincy Wadley, los marplatenses se acercarían a la posibilidad histórica de lograr la primera edición de un torneo que, de continuar con regularidad, puede ser el paso fundamental hacia el fortalecimiento del basquetbol latinoamericano.
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