Rescate olímpico: Unión Soviética, medalla de oro en Seúl '88

Se acercan los Juegos Olímpicos pero la espera se hace cada vez más larga, puesto que ya queremos que nuestra selección salte al parquet. Para curar la ansiedad, la propuesta es recordar algunos momentos olímpicos que dejaron su marca en la historia. Mis Olimpíadas favoritas, sin contar Atenas 2004, son las de Seúl '88, ya que allí la Unión Soviética dejó por primera vez afuera de la final a los Estados Unidos, lo que produjo el armado del glorioso Dream Team para los Juegos de Barcelona.

Los soviéticos llegaron a Corea del Sur golpeados por dos frustraciones consecutivas, como fueron las derrotas en las finales del Mundial '86, ante un juvenil equipo norteamericano, y en el Europeo '87, frente al local Grecia. Para estos Juegos, entonces, la Unión Soviética recurrió al veterano Alexander Gomelsky (técnico en el Oro de MUnich '72), quien tomó una medida que puede considerarse fundamental: dejó fuera de la plantilla al capitán Valdis Valters, un gran jugador pero que generaba problemas al crear "camarillas" entre los jugadores de las distintas naciones que componían la URSS.

Así, los soviéticos se presentaban con dos figuras rutilantes: Sharunas Marchulonis en la media cancha y Arvidas Sabonis bajos los tableros. Detrás de ellos, una camada extraordinaria compuesta por Alexander Volkov (¡qué jugador!), Valeri Tikhonenko, Rimas Kurinaitis, Alexander Belostenny, Tiit Sokk y Valdemaras Khomicius, entre otros.

Tras perder contra Yugoslavia en el juego inicial, Unión Soviética levantó su nivel y llegó a la recordada semifinal frente a un Estados Unidos que contaba con los mejores jugadores universitarios, como David Robinson, Danny Manning, Mitch Richmond y Dan Majerle. En ese partido inolvidable, la defensa planteada por Gomelsky hizo estragos y desnudó la principal falencia de los jóvenes norteamericanos: la falta de un tirador confiable, hecho que se potenció con la ausencia de Hersey Hawkins por lesión.

Los europeos dominaron el partido desde su comienzo, con Sabonis en una posición defensiva similar a la que hoy ocupa Pau Gasol en la selección española: firme en el centro de la llave, modificando los tiros de sus rivales. Marchulonis y, sobre todo, Kurtinaitis, machacaron la ilusión yanqui con sus triples y de esta manera se llegó a la definición contra Yugoslavia en busca de revancha.

En el partido por el oro, los de Gomelsky corrigieron los errores cometidos en el partido de la fase de grupos y vencieron a los yugoslavos con una autoridad pasmosa. Los balcánicos, encabezados por Drazen Petrovic, carecieron del carácter necesario para afrontar una batalla (no me gusta usar términos bélicos en el deporte, pero los enfrentamientos entre soviéticos y yugoslavos eran verdaderas guerras). Quizás se debió a que el plantel estaba integrado por jóvenes talentosos de la talla de Toni Kukoc, Vlade Divac, Zarko Paspalj, Dino Radja y Stojan Vrankovic, a quienes les faltaba un "toque de horno", y que demostraron su categoría y madurez en el Mundial de Argentina.

Era el momento de la Unión Soviética y aprovecharon su chance. Luego nada sería igual: los lituanos se negaron a participar del Mundial de nuestro país, Estados Unidos armó el Dream y al poco tiempo tanto la URSS como Yugoslavia se dividieron. Todos estos condimentos hacen de los Juegos de Seúl un mojón en la historia del básquet, el más importante de los últimos 20 años junto a las victorias de Argentina ante Estados Unidos en el Mundial de Indianápolis y en las Olimpíadas de Atenas.

PD1: A los fanáticos les recomiendo que visiten la página http://www.basketotal.es/, donde podrán descargar la semi y la final de Seúl, o bien que las bajen con el Emule, Ares o cualquier otro programa. En ese sitio encontrarán un buen número de partidos inolvidables.

PD2: Como se afirmó anteriormente, los partidos entre yugoslavos y soviéticos eran batallas. Sin embargo, cuando un jugador caía el rival no dudaba en levantarlo. No puedo entender esa pavada de no ayudar a pararse a un integrante del equipo contrario.