Feliz cumple Walter

Walter Herrmann ya no forma parte de nuestra selección nacional. Sin embargo, con esa melena rubia y esa fuerza de voluntad a prueba de todo, con el correr del tiempo se convirtió, como me dijo un amigo, en nuestro William Wallace, aquel que va al frente con ese-no-se-qué que lo hace inigualable. Por eso, desde este humilde lugar le queremos desear un feliz cumpleaños y, aunque uno espera con ansias su retorno a la albiceleste, le deseamos lo mejor para su vida.

Como homenaje a Walter, quisiera transcribir una nota que escribí el 11 de abril de 2007 sobre este gladiador:

El viernes 18 de julio de 2003, la selección argentina de básquet jugaba un amistoso en La Plata. Al llegar al estadio nos avisaron que el mismo se suspendió. ¿Los motivos? En un accidente automovilístico ocurrido esa tarde, muerieron la madre, la hermana y la novia de Walter Herrmann, uno de los jugadores estrella de la selección, quien, tras ser elegido mejor jugador de la liga española, ese mismo día había firmado contrato con uno de los clubes españoles más importantes. Golpe durísimo para cualquier persona, pero Walter siguió adelante y continuó con su carrera.

Al año siguiente, Walter volvió al seleccionado. El 18 de julio de 2004, día en que se cumplía un año del fallecimiento de tres de sus seres más queridos, Argentina venció a Brasil y se consagró campeón sudamericano de básquet. Ese día, Walter jugó el partido de su vida e hizo 33 puntos. Pero otra noticia lo golpeaba. Ante tanto vendaval emocional, ese noche falleció su padre. El mismo día que su mujer y su hija, sólo que un año después. Pero Walter siguió adelante.

Fue miembro del equipo olímpico argentino que ganó en Atenas la medalla de oro. Figura en los partidos de cuartos de final y semifinal, ante Grecia y Estados Unidos respectivamente, el técnico no lo puso ni siquiera un minuto en la final ante Italia con el argumento de que notó desgano en la entrada en calor y esa actitud no era digna de un profesional(¿?). Increíble pero real. Pero Walter siguió adelante.

En 2005 se coronó campeón de la Copa del Rey, en 2006 ganó la liga española, lo que le valió el ansiado arribo a la NBA.

En el pasado mes de marzo, Walter fue elegido como el jugador novato (de primer año) del mes, premio que ni siquiera obtuvo el inigualable Manu Ginóbili, demostrando ser un gladiador como ya no quedan.

Walter, es un ejemplo de perseverancia y fuerza increíble. No se me ocurre otra conclusión ante tamaña demostración de fortaleza...

Boston Celtics campeón de la NBA

Con una paliza memorable sobre Los Angeles Lakers, el mítico equipo de Boston Celtics se consagró campeón de la NBA a partir de una defensa excepcional, tres estrellas que brillaron a lo largo de toda la temporada y el acompañamiento de jugadores de reparto que demostraron personalidad en los momentos críticos.

Como dice una frase cada vez más aplicable "el ataque gana partidos, la defensa gana campeonatos". En este punto creo que los títulos logrados por los Spurs en los últimos años dejaron su enseñanza: las estrellas deben esmerarse en defensa y dejar de lado los egos en la búsqueda de objetivos grupales.

Recuerdo una nota realizada a Paul Pierce, Ray Allen y Kevin Garnett en el comienzo de la temporada en la que afirmaban que estaban cansados de ver cómo ellos vendían camisetas pero los anillos los ganaban otros. Aquella vez reflexioné en por qué dichos jugadores habían tardado tanto tiempo (los tres tienen 30 años o más) en darse cuenta de algo tan básico como es que para ser campeón hay que formar un Equipo (con mayúscula).

Hoy podemos ver con claridad la huella que dejó San Antonio en la NBA, por lo que sólo resta saludar a los nuevos campeones y celebrar este cambio de paradigma en la liga de básquet más importante del mundo.

La Selección tiene futuro

Anoche vi el cómodo triunfo de la Selección Argentina que se prepara para el Sudamericano ante Uruguay y la abrumadora diferencia en el tanteador me llevó a la conclusión de que, a diferencia de lo que muchos opinan, hay un gran futuro en nuestro país.

Uno a veces no se da cuenta de la gran calidad de nuestros jugadores, ya sea los que participan de la Liga Nacional y como los que se desempeñan en Europa. Y eso se vio claramente ante el combinado uruguayo.

No hay dudas que Mainoldi no es Oberto, que Paolo no es Manu o que Cequeira no es Prigioni. Quizás en los próximos años no pelearemos una medalla. Sin embargo, estoy seguro que la Selección se mantendrá entre los ocho mejores del mundo por los próximos 7/8 años, basada en una filosofía de juego que se mantiene, una "mística" que parece continuar y el surgimiento de buenos jugadores, que no serán como los Dorados pero que esperan su momento para tratar de mantener el prestigio ganado por el básquet argentino en los últimos siete años.

Alentemos el desarrollo de Gerbaudo, De los Santos, Vega, Mata: el tiempo nos dará la razón...

Rescate olímpico: Unión Soviética, medalla de oro en Seúl '88

Se acercan los Juegos Olímpicos pero la espera se hace cada vez más larga, puesto que ya queremos que nuestra selección salte al parquet. Para curar la ansiedad, la propuesta es recordar algunos momentos olímpicos que dejaron su marca en la historia. Mis Olimpíadas favoritas, sin contar Atenas 2004, son las de Seúl '88, ya que allí la Unión Soviética dejó por primera vez afuera de la final a los Estados Unidos, lo que produjo el armado del glorioso Dream Team para los Juegos de Barcelona.

Los soviéticos llegaron a Corea del Sur golpeados por dos frustraciones consecutivas, como fueron las derrotas en las finales del Mundial '86, ante un juvenil equipo norteamericano, y en el Europeo '87, frente al local Grecia. Para estos Juegos, entonces, la Unión Soviética recurrió al veterano Alexander Gomelsky (técnico en el Oro de MUnich '72), quien tomó una medida que puede considerarse fundamental: dejó fuera de la plantilla al capitán Valdis Valters, un gran jugador pero que generaba problemas al crear "camarillas" entre los jugadores de las distintas naciones que componían la URSS.

Así, los soviéticos se presentaban con dos figuras rutilantes: Sharunas Marchulonis en la media cancha y Arvidas Sabonis bajos los tableros. Detrás de ellos, una camada extraordinaria compuesta por Alexander Volkov (¡qué jugador!), Valeri Tikhonenko, Rimas Kurinaitis, Alexander Belostenny, Tiit Sokk y Valdemaras Khomicius, entre otros.

Tras perder contra Yugoslavia en el juego inicial, Unión Soviética levantó su nivel y llegó a la recordada semifinal frente a un Estados Unidos que contaba con los mejores jugadores universitarios, como David Robinson, Danny Manning, Mitch Richmond y Dan Majerle. En ese partido inolvidable, la defensa planteada por Gomelsky hizo estragos y desnudó la principal falencia de los jóvenes norteamericanos: la falta de un tirador confiable, hecho que se potenció con la ausencia de Hersey Hawkins por lesión.

Los europeos dominaron el partido desde su comienzo, con Sabonis en una posición defensiva similar a la que hoy ocupa Pau Gasol en la selección española: firme en el centro de la llave, modificando los tiros de sus rivales. Marchulonis y, sobre todo, Kurtinaitis, machacaron la ilusión yanqui con sus triples y de esta manera se llegó a la definición contra Yugoslavia en busca de revancha.

En el partido por el oro, los de Gomelsky corrigieron los errores cometidos en el partido de la fase de grupos y vencieron a los yugoslavos con una autoridad pasmosa. Los balcánicos, encabezados por Drazen Petrovic, carecieron del carácter necesario para afrontar una batalla (no me gusta usar términos bélicos en el deporte, pero los enfrentamientos entre soviéticos y yugoslavos eran verdaderas guerras). Quizás se debió a que el plantel estaba integrado por jóvenes talentosos de la talla de Toni Kukoc, Vlade Divac, Zarko Paspalj, Dino Radja y Stojan Vrankovic, a quienes les faltaba un "toque de horno", y que demostraron su categoría y madurez en el Mundial de Argentina.

Era el momento de la Unión Soviética y aprovecharon su chance. Luego nada sería igual: los lituanos se negaron a participar del Mundial de nuestro país, Estados Unidos armó el Dream y al poco tiempo tanto la URSS como Yugoslavia se dividieron. Todos estos condimentos hacen de los Juegos de Seúl un mojón en la historia del básquet, el más importante de los últimos 20 años junto a las victorias de Argentina ante Estados Unidos en el Mundial de Indianápolis y en las Olimpíadas de Atenas.

PD1: A los fanáticos les recomiendo que visiten la página http://www.basketotal.es/, donde podrán descargar la semi y la final de Seúl, o bien que las bajen con el Emule, Ares o cualquier otro programa. En ese sitio encontrarán un buen número de partidos inolvidables.

PD2: Como se afirmó anteriormente, los partidos entre yugoslavos y soviéticos eran batallas. Sin embargo, cuando un jugador caía el rival no dudaba en levantarlo. No puedo entender esa pavada de no ayudar a pararse a un integrante del equipo contrario.

Pablo Prigioni campeón de la ACB

Tras varias finales perdidas y frustraciones tanto en la ACB como en la Euroliga, Pablo Prigioni se sacó la mufa y se consagró campeón de la liga española con el TAU Cerámica luego de vencer al Barcelona de Pepe Sánchez.

De esta forma, el base llega de la mejor manera a los Juegos Olímpicos, donde buscará conducir a la Argentina a la retención (qué palabra polémica) de la medalla de oro obtenida en Atenas 2004. Esta es una buena noticia al márgen del título en sí porque Prigioni será el principal distribuidor de juego de la Selección, tras la renuncia de su vencido en la definición de la ACB.

Con Antonio Porta recuperándose de una lesión, Sánchez afuera por voluntad propia, Alejandro Montecchia alejado del seleccionado desde hace 4 años, seguramente Prigioni y Nicolás Gianella tendrán la responsabilidad de repartir la pelota entre las estrellas argentinas. Pablo seguramente será el armador titular y buscará repetir en China la consagratoria performance que tuvo en el Preolímpico de Las Vegas.

Pese a que no será lo mismo sin Sánchez, porque como me dijeron una vez "la Selección con Pepe juega a otra cosa", no hay dudas de que con Prigioni en este nivel La Base Está...